LABORAL

Amica sufre la pérdida de 14 puestos de trabajo en los centros del ICASS

La sede social de Amica en Torrelavega
La sede social de Amica en Torrelavega

Amica ha dejado de prestar el servicio de lavado de los centros de atención a la dependencia de Torrelavega, Santander y Laredo ante la imposibilidad de acudir al concurso publicado por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales, que mantenía para los próximos años el mismo precio que hace cinco años, sin considerar el incremento de costes laborales, superior al 40%, ni siquiera el IPC. Un servicio que ya venía produciendo grandes pérdidas anuales, es imposible mantener si no se actualizan los precios, y es una llamada de atención sobre las graves consecuencias  de las políticas de precios que obligan a presentar ofertas que no cubren los gastos, llevando a las empresas sociales a situaciones límite.

Las personas que han perdido estos puesto de trabajo han sido recolocas en otras lavanderías de Amica, aunque en esta época del año la actividad escasea por la menor demanda  de la hostelería. Pero como es habitual el objetivo en Amica es mantener el máximo de empleos posibles, especialmente cuando se trata de personas con importantes discapacidades.

El servicio de lavandería que se venía prestando a los centros residenciales del ICSS, contaba con alquiler de la ropa y un sistema de gestión informatizado que permitía la ordenación de las prendas, tanto de las personas alojadas, como del personal, las habitaciones… y la reducción al mínimo de las incidencias por prendas extraviadas o confundidas. Se ha tratado de una actividad muy adecuada a las características de personas que, por su discapacidad, les resulta más difícil adaptarse a otras lavanderías más industriales o a otras actividades.

En los años noventa del siglo pasado, cuando se inició la actividad de crear enclaves laborales en centros residenciales, utilizando sus instalaciones para prestar el servicio de lavado, fue un sistema pionero, que aseguraba la estabilidad en el empleo y oportunidades para que personas pudieran convivir con el resto de la plantilla de los centros y con los residentes, haciendo más visibles sus capacidades. Es por ello una pérdida doblemente significativa, propiciada por el incremento de costes, también los laborales, y las políticas de precios que llevan a pérdidas económicas insostenibles.