STOP BULOS. STOP FAKE NEWS. STOP CALUMNIAS. STOP DIFAMACIÓN. STOP.

Vivimos en una sociedad saturada de información en la que la línea entre la verdad y la mentira se difumina con alarmante facilidad. Los bulos, las fake news, las calumnias y la difamación se han convertido en un fenómeno global que amenaza no solo la integridad de las personas, sino también la calidad de la información que circula en los medios. Este tipo de contenidos, muchas veces propagados a través de las redes sociales, manipulan la opinión pública e intentan crear a través del relato falso una nueva realidad.
El artículo titulado "STOP BULOS. STOP FAKE NEWS. STOP CALUMNIAS. STOP DIFAMACIÓN. STOP", firmado por los profesores del Instituto de Educación Secundaria Torres Quevedo de Santander, busca sensibilizar sobre los peligros de estas prácticas y la urgencia de actuar frente a ellas. A través de un relato pormenorizado, detallado y reflexivo, los docentes nos invitan a cuestionar la información que consumimos a diario.
El texto que hemos recibido y al que nos sumamos, subraya la responsabilidad de cada uno de nosotros, especialmente en el ámbito periodístico, de combatir los efectos negativos de los bulos y las noticias falsas. Solo con una información veraz y objetiva podremos garantizar una sociedad más informada y por tanto, más justa.
A continuación publicamos en su integridad el texto remitido por los docentes Eduardo Salamanca García, Amanda Poyatos Ramírez y Rosa Blanco Martínez.
STOP BULOS. STOP FAKE NEWS. STOP CALUMNIAS.STOP DIFAMACIÓN. STOP.
Tras las noticias falsas que han sido publicadas en prensa desde el pasado sábado 15 de febrero y las supuestas declaraciones de algunas familias a diversos medios, el IES Leonardo Torres Quevedo desea manifestar LA REALIDAD de lo ocurrido el día 15 de febrero en el aeropuerto de Stansted, de regreso tras un maravilloso viaje a Londres con alumnos y alumnas de 2º y 3º de la ESO.
A las 7:00 de la mañana, tal como estaba previsto según el calendario de viaje marcado por Stand Up Education (la empresa contratada por las familias a través del centro escolar para la organización del viaje), el grupo partió en autobús hacia el aeropuerto de Stansted, llegando puntualmente a las 9:25. Desde el primer momento, nos encontramos con un escenario caótico en el aeropuerto. Los mostradores de facturación de Ryanair no tenían personal presente y todo el sistema de las cintas de drop-off del aeropuerto estaban inoperativas.
Ante esta situación, tuvimos que realizar el self check-in en las máquinas de facturación, pero no había nadie que recogiera nuestros equipajes. Desde la parte alta de los mostradores, personal de Ryanair nos indicó a todos los pasajeros que nos dirigiéramos hacia las dos únicas cintas de drop-off funcionales en el aeropuerto, destinadas normalmente al equipaje oversized. Allí, únicamente había dos empleados con lectores manuales para las etiquetas de facturación, lo que generó un embudo de pasajeros que apenas avanzaba y unas colas de pasajeros interminables. Ante este panorama, uno de los profesores se acercó al empleado de la cinta indicándole que un grupo 26 alumnos y dos profesores estaban esperando su vuelo, que tenía la salida a las 12:00. El operario en cuestión hizo caso omiso al comentario y nos redirigió a la cola.
A las 11:10, tras un largo tiempo en la cola, un trabajador de atención al cliente del aeropuerto nos localizó y preguntó por los profesores acompañantes del grupo escolar. Nos trasladó a otra zona del aeropuerto, donde los operarios del mismo recogieron nuestras maletas en un espacio acordonado.
Desde allí nos dirigimos rápidamente al control de seguridad, el cual comenzamos a atravesar a las 11:25. Durante este proceso, varios alumnos y un profesor fueron sometidos a controles rutinarios aleatorios, lo que incrementó aún más la demora.
Cuando por fin terminamos el control, corrimos al tren que nos llevaría a la puerta de embarque número 30. Subimos al tren a las 11:45 y llegamos a nuestra zona de puertas a las 11:50. Sin embargo, al llegar corriendo a la puerta de embarque a las 12:03, apenas tres minutos después de la salida programada del vuelo, el personal del aeropuerto nos informó de que el avión ya había partido.
Nos indicaron que debíamos recoger de nuevo el equipaje en la cinta 9, antes de hacer ninguna reclamación. Mientras los alumnos esperaban a recuperar nuestro equipaje, los profesores nos dirigimos al stand de atención al cliente de Ryanair, donde nos encontramos con otra larga cola y numerosos pasajeros en la misma situación. Entre los vuelos afectados por el caos del aeropuerto estaban los destinos de Barcelona, Santander y Marruecos. Después de más de una hora de espera, Ryanair nos atendió, pero se desentendió por completo de lo ocurrido, alegando que no era su responsabilidad. Intentaron reubicarnos en otro vuelo. Hablamos con supervisores y éstos con sus managers para poder solventar la situación. Ni dividiendo el grupo en dos, fue posible encontrar vuelos disponibles a ningún aeropuerto de España antes del 20-22 de febrero.
En ese momento, sobre las 18:00, contactamos con la persona de contacto de la empresa, nuestro enlace en la agencia Stand Up, quien comenzó a movilizarse para buscar vuelos en otras compañías. Al mismo tiempo, los profesores acompañantes, analizamos la posibilidad de encontrar un transporte alternativo, pero la búsqueda de autobuses, trenes o ferris resultó infructuosa debido al gran número de pasajeros que éramos. A las 18:30 escribimos un mensaje dirigido a las familias informándoles de que no podíamos volar y que intentábamos buscar otras vías alternativas. Les informamos de que los alumnos/as se encontraban perfectamente y tranquilos y les pedíamos paciencia y calma. Les iríamos informando cuando tuviéramos más información confirmada.
Finalmente, a las 19:30 de la tarde, el enlace de Stand up Education nos informó de un vuelo disponible para el martes 18 de febrero con Vueling desde Gatwick a Bilbao. Decidimos reservarlo, ya que era lo único seguro que teníamos para todo el grupo.
Acto seguido, tanto Stand Up como los profesores, comenzamos a buscar un hotel cercano al aeropuerto para los tres días de más que tendríamos que permanecer en Londres. En ningún momento se barajó la opción de reservar un albergue ese día, pero hubiese sido una opción perfectamente viable.
Finalmente, después de una larga, complicada y desesperada búsqueda, a través de páginas webs y llamando directamente a los hoteles, a las 22:00 de la noche, los profesores conseguimos reservar 14 habitaciones dobles en el hotel Novotel Stansted de 4 estrellas, por 89 libras cada una, con desayuno incluido. Trasladamos al grupo en un shuttle bus al hotel, donde llegamos casi a las 23:00 de la noche. En todo momento nuestro alumnos, desde el momento de pérdida de vuelo hasta la llegada al hotel, fueron trasladando a sus familias la información que les dábamos, una vez estaba confirmada.
En el hotel, el trato fue ejemplar. El supervisor organizó el desayuno para la mañana siguiente y nos puso en contacto con la manager Justine, quien nos ayudó a planificar las comidas de los días posteriores. El 16 de febrero, tras un desayuno organizado, los managers nos ofrecieron su ayuda para todo lo que necesitáramos, incluyendo presupuestos razonables para las comidas y asistencia en la búsqueda de transporte hacia Gatwick. El servicio del hotel fue excelente y estuvo siempre atento a nuestras necesidades.
A lo largo de esta complicada experiencia, también tuvimos que atender las llamadas de algunas familias preocupadas por la situación, quienes recibían información a través de sus hijos e hijas. Los profesores utilizaron la misma vía de comunicación con todas las familias, que era a través de los alumnos/as. La empresa Stand Up Education utilizó la misma vía de comunicación establecida con las familias hasta el momento, un mensaje al móvil a las 20:45 con la información (en este caso) de la opción de vuelo de vuelta encontrada y el coste del mismo, informando que sería adelantado por la propia empresa). Los profesores, como ya hemos contado, a las 18:30 emitimos un mensaje informando y tranquilizando y cuando llegamos al hotel, la dirección del centro educativo informó a los padres a través de Instagram de que finalmente los alumnos se encontraban ya alojados en un hotel en Stansted y con un vuelo de vuelta para el martes día 18 de febrero.
Los profesores estuvimos completamente volcados en solucionar la situación, trabajando más de 10 horas seguidas, con los dos teléfonos personales ocupados con llamadas continuas con la agencia Stand up, con la directora del centro, con hoteles, etc. Además, atendimos amablemente a los padres que llamaban preocupados.
Queremos aclarar también que, aunque algunas familias nos solicitaban la creación de un grupo de WhatsApp para mantener una comunicación más directa con ellos, decidimos no hacerlo porque no lo consideramos adecuado en ningún caso. En primer lugar, los grupos de WhatsApp pueden generar un volumen de mensajes elevado que podría dificultar la gestión de la información de manera clara y organizada. No es la vía de comunicación con familias en ningún viaje y en este caso, ya existía una vía habilitada por la empresa contratada por las familias. Además, nos parece más efectivo y seguro que la comunicación con las familias se haga a través de los propios alumnos, quienes, como responsables directos de recibir la información, pudieron transmitirla de manera puntual y personal. Igualmente, cabe resaltar que no se dió en ningún momento ninguna situación de emergencia, de inseguridad, de desamparo, de abandono y/o descuido de los menores como se ha relatado en algunos medios. Tampoco de ansiedad y angustia, salvo durante los momentos inmediatos de la pérdida del vuelo, tras las carreras y la decepción normal de cualquiera que pierde un avión. Consideramos que perder un vuelo es algo probable cuando se viaja en avión y que como acompañantes adultos sabemos cómo gestionar esa situación.
La forma de comunicación elegida evita posibles confusiones y garantiza que todos las familias reciban la misma información de manera directa, sin depender de las interpretaciones u opiniones que pudieran surgir en una cadena de mensajes de grupo con 27 familias. También consideramos que, al tratarse de un grupo de menores, la comunicación entre los profesores y los padres debe ser lo más formal y estructurada posible, priorizando siempre la seguridad y el bienestar de los estudiantes, siendo nuestra la responsabilidad de cuidado y custodia de los menores durante todo el viaje, como en cualquier viaje.
A pesar de la dureza de la situación, destacamos el comportamiento ejemplar de los alumnos y alumnas, quienes mantuvieron la calma y la paciencia en todo momento, no así algunas familias que insistían en comunicarse con nosotros.
Además de todo esto, lamentablemente, hemos tenido que leer noticias publicadas en periódicos locales, basadas en fake news, calumnias, difamaciones, insultos y bulos, y debemos dejar algo muy claro: estas afirmaciones son rotundamente falsas y distan absolutamente de la realidad.
Este tipo de publicaciones con información no contrastada, basada en relatos aislados y tergiversados no solo es absolutamente engañosa, sino que crea una alarma innecesaria y socava el esfuerzo de todos los involucrados.
Exigimos que se respete la verdad y se deje de propagar mentiras que solo buscan dañar el trabajo incansable y la dedicación que hemos invertido en circunstancias extraordinarias. Las falsas narrativas que se han lanzado no hacen más que distorsionar lo que realmente ocurrió y solo sirven para manipular la opinión pública, denostar el prestigio de una institución educativa como el IES Leonardo Torres Quevedo que moviliza anualmente a cientos de estudiantes gracias a la dedicación y esfuerzo de sus profesores. No entendemos muy bien cuál es el objetivo ni el origen.
Por lo tanto, se acabó el silencio. Tras mantener la calma y priorizar la llegada de nuestro alumnado, tomaremos las medidas oportunas a nuestro alcance contra los medios y las personas que han difundido estas mentiras sin tener conocimiento real de lo sucedido y sin tener en cuenta el trabajo y la dignidad de los docentes implicados. Defenderemos la verdad con todos los recursos a nuestro alcance.
Queremos agradecer las muestras de apoyo y cariño de nuestros compañeros/as del IES, de otros centros y de las familias que a través de correos electrónicos y mensajes de Whatsapp nos agradecen nuestro trabajo y esfuerzo. Destacamos que la agencia Stand Up Education, fue clave para resolver esta situación, sin dejarnos solos en ningún momento, adelantando el pago de todos los gastos económicos que surgieron. Es importante aclarar que, a día de hoy, el centro no ha recibido ni una sola queja de ninguna madre o padre por ninguna vía a la que podamos responder, sólo dos llamadas de familias el lunes solicitando información a primera hora, a quienes se llamó inmediatamente indicando que en cuanto la empresa de bus nos confirmara se les indicaría la hora de llegada al IES, puesto que ya estaban comunicadas del regreso en el vuelo del martes. Por el contrario, si hemos recibido numerosas muestras de agradecimiento de manera telefónica, por mail y personalmente de la gran mayoría de las familias de nuestros estudiantes de Londres. Somos conscientes de que “un progenitor”, “una madre”, “un padre” y un audio no identificados, no representan a las familias del IES Leonardo Torres Quevedo.
A pesar de las dificultades, regresamos con la firme convicción de que hemos hecho todo lo posible para garantizar un pronto regreso, la seguridad y el bienestar de nuestros alumnos, quienes se han comportado con una madurez y responsabilidad ejemplares. Este viaje, aunque plagado de complicaciones, ha reafirmado nuestra vocación como educadores y ha demostrado, sin lugar a dudas, la fuerza del trabajo en equipo en situaciones extremas.
Cualquier intento de difundir mentiras o distorsionar los hechos no hará más que deslegitimar el esfuerzo real de quienes hemos estado luchando para hacer frente a una situación crítica. Sentimos vergüenza ajena de quienes han tratado de menoscabar el trabajo de las personas que hacemos posible que los estudiantes vivan experiencias de aprendizaje más allá del aula, a costa de nuestro tiempo libre, nuestra salud, nuestro esfuerzo y dedicación.
Exigimos una rectificación inmediata de todo lo publicado, una disculpa pública y un reconocimiento a la labor docente de los responsables de este apaleamiento mediático al que nos hemos visto sometidos durante toda la semana.
¡STOP!
Eduardo Salamanca García
Amanda Poyatos Ramírez
Rosa Blanco Martínez