GANADERÍA

¿Por cuánto se puede comprar en la Feria una buena vaca?

El precio de la leche sitúa al borde del precipicio al sector ganadero que afronta su día a día con el temor a un futuro incierto.

Pese al empuje de gente joven, las costumbres más arraigadas siguen siendo las protagonistas en la mayoría de los tratos que se cierran cada miércoles
Pese al empuje de gente joven, las costumbres más arraigadas siguen siendo las protagonistas en la mayoría de los tratos que se cierran cada miércoles

“El sector ganadero es como una hormigonera, se encuentra dando vueltas permanentemente”, asegura Sarín, que lleva más de 40 años dedicando su vida al cuidado de las vacas. Empezó, al igual que muchos, cuando era tan sólo un niño y ayudaba a su padre y ahora se enfrenta a un sector que cada vez es más competitivo y menos rentable.

Hoy, día de Feria, la jornada comienza a las cuatro de la madrugada. Lo primero es alimentar y dar de beber a las novillas, antes de que el camión las cargue con destino al Mercado de Ganados. “Habitualmente llegamos aquí alrededor de las siete de la mañana para entregar la documentación y empezar la jornada lo más pronto posible”, asegura.

Desde que nací no he tenido vacaciones

El precio del ganado es muy dispar. “Encuentras vacas desde 700€ y hasta 1.500€”. “Hace años teníamos las mejores vacas del país, pero ahora no es lo mismo. Si el precio de la leche baja, el de la vaca también”, asegura Sarín, que cuenta con una explotación de ganado de élite. El sector ha cambiado de manera fulgurante en los últimos años, y él mismo se aleja del estereotipo de ganadero tradicional. “He viajado por toda Europa para mostrar mi ganado, aprender cosas nuevas y también vendo ejemplares a través Internet”. Pese al empuje de gente joven como Sarín, las costumbres más arraigadas siguen siendo las protagonistas en la mayoría de los tratos que se cierran cada miércoles.

Sólo hacen falta unos minutos para poder ver las negociaciones que se llevan a cabo entre los diferentes ganaderos. Pequeños corrillos se forman alrededor de comprador y vendedor, que muestran sus cartas durante la negociación. “Aquí se regatea hasta el último céntimo”, comentan, mientras el tono de la conversación se eleva. Una huída en falso del comprador, y una pequeña rebaja del vendedor hacen que se cierre una transacción que minutos antes parecía imposible. “Después de que se llegue a un acuerdo hay que ordeñar a la vaca para realizar un registro que determine si tiene o no algún problema como la mamitis, algo que rebaja su precio, o que puede llegar a cancelar la operación”.

Hemos pasado de que una “buena” vaca cueste 2.100€ a que se quede en solo 1.500€

Todo está bien atado en una Feria en la que todos se conocen. “Aquí no solo hay gente que viene a comprar y vender, también hay intermediarios que luego se llevan la vaca a Galicia para ordeñarla”.

La caída del precio de la leche ha condenado a muchas explotaciones a tener que deshacerse de sus novillas. “Desde hace dos años vivimos en una caída constante, hemos pasado de que una “buena” vaca cueste 2.100€ a que se quede en solo 1.500€”, declara. 

Pese a todo esto, Sarín no es capaz de imaginarse lejos de esta profesión. “Empecé siendo solo un niño y siempre he presumido de ser ganadero. No existen libros ni estudios que te expliquen cómo hacer este trabajo, aprendes en el día a día rodeándote de la gente que más sabe”.

La Feria concentra pasado y futuro en un mismo recinto. Juan Herrero es uno de los ganaderos que vivió en primera persona el auge de décadas pasadas. “Estoy aquí desde los años 70, cuando comenzó todo. Hace veinte años tu vendías una vaca a las 11 de la mañana y tenías que esperar para poder hacer la prueba de ordeño, ahora ha bajado mucho”, esto se debe en gran medida al precio de la leche. “Es una vergüenza. Yo he sido lechero toda mi vida, y antes de la famosa huelga se vendía la leche más cara que en la actualidad, y eso que han pasado 30 años y la vida ha cambiado mucho”. Ahora, con 80 años, no tiene más remedio que empezar a pensar en retirar el ganado que le queda. “Cualquier mal golpe que me dé una vaca me puede hacer daño, así que ya tengo que pensar en ir dejándolo”. Pese a todo, se muestra optimista “Creo que el sector cambiará y la situación mejorará”, matiza.

Junto a él está Miguel, un joven de 24 años que ha decidido dedicar su vida a la ganadería. “Empecé hace 7 años. Mis abuelos se dedicaban a esto, pero mis padres no”. Tiene claro que el problema no es solo el precio de la leche, “también influyen los otras cosas, a la vez que la leche cae,  los piensos suben y son más caros, esto hace que el negocio no sea rentable”. Miguel acude periódicamente a reuniones y asambleas y es cauto con respecto al día de mañana, aunque tiene claro que, pese a tener que olvidarse de fines de semana y vacaciones, quiere dedicarse a esto.

La realidad del sector ha cambiado mucho a lo largo de los últimos años. Cada vez son menos los que se acercan cada miércoles con su ganado. Marcelo, encargado del control de la Feria, comenta que actualmente hay solo una media de 150 vacas semanales, lejos de los datos que se registraban durante la década de los 80. “Cada vez hay menos ganaderos, y estos concentran más animales”. Esta cita no sólo sirve para hacer negocios, también ayuda a los ganaderos a sociabilizar y salir de su día a día. Muchos son los que pese a no tener intención de hacer negocios, se acercan para charlar con el resto.

La leche cae,  los piensos suben y son más caros, esto hace que el negocio no sea rentable

Otro de los ganaderos que participan se acerca para compartir su historia. “Yo tengo 200 vacas de leche y veo que desde las instituciones no nos ayudan lo suficiente. Desde que nací no he tenido vacaciones, en esto se trabaja todo los días del año, y vemos como la leche se nos paga muy mal”.

La Feria reúne cada miércoles a ganaderos que viven realidades muy distintas. Gente de todas las edades, con orígenes muy distintos y que desarrollan su profesión de manera muy diferente. En lo que todos coinciden es en la necesidad de cambiar un sector que durante años fue esencial para la economía de Cantabria. Por eso, cada día se levantan a las 4 de la mañana con la ilusión de que el futuro hará justicia con su esfuerzo, pagando un precio justo por la leche que les permitirá seguir trabajando.