El rechazo del Macropuerto deportivo de San Vicente

La obstinación y el empecinamiento del Gobierno de Cantabria en mantener el proyecto de macropuerto deportivo de San Vicente de la Barquera a pesar de las múltiples advertencias sobre los impactos ambientales y sobre el paisaje que va a provocar, además del despilfarro económico de una inversión de millones de euros carente de rentabilidad económica y social y que debería destinarse a otras prioridades mucho más urgentes en sectores productivos con muchísimo más futuro y necesidades de modernización con criterios de sostenibilidad y creación de empleo estable —el pesquero, el agroganadero o el forestal, el de las nuevas tecnologías, el I+D+i, las transformaciones agroalimentarias y las denominaciones de origen, el turismo de calidad, cultural y escolar con infraestructuras de acogida y centros de Interpretación, itinerarios didácticos, desestacionalización, rehabilitación del Patrimonio Histórico-Artístico, Etnográfico y Natural....–, sigue poniendo en evidencia su desprecio a la normativa vigente y a los procedimientos legales en un espacio protegido y Zona de Especial Conservación de la Unión Europea, sujeto, también, a la Directiva de Hábitats, a la Ley de Costas, y a las directrices del Plan de Puertos y el PORN donde se expresa con claridad la incompatibilidad del macropuerto con el Parque Natural de Oyambre en el que está inserto San Vicente de la Barquera.

Un desprecio que sigue dejando al margen al Patronato del Parque que sigue sin debatir ni emitir el informe obligado y preceptivo sobre la iniciativa del macropuerto; que sigue sin desarrollar las figuras de gestión imprescindibles como es el PRUG o los Planes Sectoriales; que sigue incumpliendo sistemáticamente las numerosas sentencias en contra sobre la anulación de la variante de Oyambre, el Polideportivo de Las Tenerías, la escollera del Pájaro Amarillo, el camping del Rosal, las dunas de Merón y Oyambre, la urbanización de Santa Marina...; que es incapaz de sentar las bases mínimas de la estrategia para la lucha contra el cambio climático y la recuperación de las zonas húmedas degradadas, desecadas u ocupadas ilegalmente para garantizar su función amortiguadora frente a los temporales y la subida del nivel del mar, al igual que su alta productividad biológica, mediante el desmantelamiento de los diques de las marismas de Pombo, Rubín, Zapedo y la ría del Capitán o la apertura de luces suficientes en los puentes y viales sobre las colas de las marismas de La Acebosa y Abaño, Merón, Bederna, Los Llaos y Rioturbio por el Puente Republicano; que sigue sin rehabilitar la Casa del Pozo como Centro de Información e Interpretación o dejando en la más completa ruina o abandono –y que bien podrán servir para descentralizar visitas y actividades relacionadas con los valores del Parque– al Lazareto de Abaño, a las Colonias de la ILE, al chalet y torre de Ballenas del Golf, a la batería de Ubiembre, a la Casa del Guarda y el Mirador de las Argayadas en el Monte Corona, al Monumento al Pájaro Amarillo, o a los arroyos, ríos y manchas boscosas del interior del Parque y sus periferias inmediatas cada vez más invadidas por las plantaciones masivas de eucaliptos y especies exóticas de plumeros, reynoutrias o baccharis, deforestadas en sus formaciones de ribera, rodales o bosquetes, y devaluadas en su condición de corredores ecológicos fundamentales por su vinculación con los valles del interior y las montañas litorales.

Una serie de actuaciones pendientes, mucho más rentables económica, social y ambientalmente, y que deberían apoyarse, simultáneamente, en un régímen de ayudas, subvenciones, inversiones y programas para financiar las iniciativas propuestas y dirigidas a los Ayuntamientos, vecinos, y agentes económicos y sociales o protagonizadas por el propio gobierno regional y una plantilla fija y especifica de guardería, guías, personal laboral e investigadores para convertir a Oyambre en modelo de una gestión sostenible y de un futuro superador de los graves errores y de la continua degradación que ha padecido, paradójicamente, desde que hace ya 30 años fuera declarado Parque Natural