El acusado de abusar sexualmente de las nietas de su mujer ha sido condenado a diez años de cárcel tras el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Cantabria, en el que el hombre ha reconocido los hechos y se le ha rebajado en dos años la pena inicial solicitada por la Fiscalía, al aplicarse la atenuante de reparación del daño por haber consignado los 12.000 euros de indemnización pedidos para las menores.

La sesión se ha celebrado en la Sección Tercera a puerta cerrada a petición del fiscal, y ha habido conformidad, al reconocer el procesado lo sucedido y aceptar la nueva pena, de cinco años y un día de prisión por cada uno de los dos delitos continuados de abusos a las menores, con las que desempeñaba el papel de abuelo.

El acusado, de 64 años y en la cárcel desde febrero de 2016, abusó sexualmente durante años de las dos nietas de su esposa, que tenían siete y once años cuando comenzaron los abusos.

Aprovechándose de su condición de "cuasi familiar" de las niñas, les realizaba reiteradamente tocamientos. A la mayor, a la que sometió a abusos desde los siete años, entre el 2007 y hasta que los representantes legales de las niñas interpusieron la denuncia en febrero de 2016, también le quitaba la ropa interior y le lamía sus partes íntimas mientras se masturbaba. También le exhibió vídeos de contenido sexual y la incitaba a realizarle tocamientos.

A la menor, de la que abusó desde el 2012, cuando ella tenía once años, le tocó en varias ocasiones "los pechos, el trasero y la vagina" cuando la niña iba de visita o a pasar las vacaciones con sus abuelos.

El hombre llevó a cabo los abusos tanto en su domicilio, situado en el partido judicial de Torrelavega, como en otros lugares, cuando se le presentaba la ocasión, o "buscándola ex profeso".

El ministerio público calificó los hechos como dos delitos continuados de abusos sexuales a menores de dieciséis años y solicitó una condena para cada uno de seis años de prisión -que se han rebajado a cinco- y alejamiento de las menores. Además, propuso una medida de seis años de libertad vigilada desde la finalización de la pena de prisión, extremos estos últimos que se mantienen.